Desde los orígenes de las Artes Marciales han
existido personas que se han beneficiado económicamente enseñando algo que
desconocen o que han “inventado”.
En tiempos remotos, personas sin escrúpulos
aprovechaban la desinformación de la gente para enseñar Artes Marciales cobrar
por ello, lamentablemente; en nuestra Era de la información continúa pasando
con más frecuencia de lo que pensamos.
Existen varios registros de auténticos
Maestros que relatan como se encontraron con falsos maestros que estafaban a sus
alumnos.
Por ejemplo, Gichin Funakoshi (Maestro
fundador del Karate Shotokan), relata en su libro, Karate Do Mi Camino;
anécdotas sobre supuestos expertos que lo desafiaban en su Dojo, amenazando con
ser capaces de arrancar la piel con los dedos, de atravesar la carne humana con
las manos, etc.
El Maestro Funakoshi les permitía realizar sus
actos en su propio cuerpo y cuando lo único que lograban era pellizcarlo, veía
como se iban humillados.
Lo mismo ocurría en la antigua China con los
“maestros” que gritaban a los cuatro vientos haber ganado miles de peleas
frente a los mejores del Kung Fu, el propósito era atraer más alumnos a sus
escuelas.
Con el paso del tiempo, las Artes Marciales se
desarrollaron en Oriente pero hasta los años 60 y 70 eran muy poco conocidas en
Occidente, fue gracias al cine que se hicieron populares fuera de Asia. Pero
con la llegada del cine marcial a Occidente, también se abrieron las puertas
para inescrupulosos que se autoproclamaron “maestros”.
Así surgieron “maestros” en “Kong Fu”,
“Carate”, “Taiguondo”, y en el denominado “Arte de Bruce Lee”.
Aunque parezca increíble, sus escuelas se
llenaban de alumnos, todos estos “maestros” prometían
técnicas secretas,
efectividad absoluta, cinturón negro en pocos meses, etc.
Tú puedes caer con este tipo de personas, ya sea en locales establecidos o en los parques, ¿Como descubrirlos?, sencillo pide que te hablen de su linaje, sus maestros y los maestros de sus maestros, seguramente se inventaran un mundo fantástico e historias increíbles.